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Tercera entrada

Su presencia hace el aire más ligero, más fácil de respirar. Su compañía tensa y destensa todos mis nervios al mismo tiempo, hace mi cuerpo reventar y retraerse al mismo tiempo. Su aliento arrulla mis latidos al abrazarme y asfixia mi debilidad, la esfuma. Su mirada alegra mis pensamientos y disipa mis dudas, huyen despavoridas porque no hay motivo por el que tengan que existir, se lanzan de todos los puentes del mundo.

Estoy aquí recordándola y la extraño más que nunca. Cierro los ojos y pienso en ella. La evoco y casi siento como se materializa frente a mí. Estoy a punto de sentir sus manos, las más suaves, entrelazadas a las mías. Me falta poco para que mis brazos rodeen su cuerpo y descubran la razón de su existencia. No mucho resta para que mis labios hallen su rostro, el más hermoso, y ahoguen con sus roces la totalidad de sus facciones.

Pero abro los ojos y no está, de nuevo.

Y cuando está, me siento flotar. 

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