Está borroso. Tengo la boca abierta y babeo sangre, mi nariz ahora está en un ángulo extraño y mi ojo derecho está entrecerrado debido al moratón en mi pómulo. Mi cabeza descansa del lado izquierdo y sigo noqueado, me esfuerzo por ordenar mi cerebro para que mueva mis extremidades y no se rinda, pero no puedo. No habría pasado nada de esto si él no me hubiera provocado, o el universo no estuviera conspirando contra mí metiéndome dudas existenciales en la cabeza, haciendo que me alejara de todos y a la vez todos de mí.
Somos quienes escriben cuando no nos ven.