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Décima tercer entrada

Oh, mañanas lluviosas en domingo que fueron hechas para despertar empiernados, con la sensación extraña de confusión porque la luz que se filtra por las gruesas cortinas simula ser de tarde.

Así por todo el día, el tiempo es pesado y viscoso, la gravedad hace mejor su trabajo, sobre todo en las caras, que las alarga como perro bulldog. Todos babean y bizquean.

Qué mejor para acompañar estas mañanas que café en termo, calcetines gruesos de dinosaurios morados, los lunares de su rostro, sus labios húmedos y perfectos; capítulos perdidos de caricaturas infantiles desprovistas de sonido, auriculares, rock indie. 

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