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Décima octava entrada

—Me gustan los días lluviosos, pero no me gusta la lluvia.
—Entonces te refieres a los días nublados.
—No. Me encantan esos momentos antes de que comience a llover. Es como si el aire se emocionara y el pasto se pusiera ansioso, como si todo el lugar esperara esa primera gota que rompe con la tensión, pero con la segunda parece menos impresionante y así con las siguientes. No sé, me mata.

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