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Vigésima cuarta entrada

¿Dónde están esas entradas llenas de peces y carnada viva? A esa poesía de domingo en la mañana se le busca, donde había pantuflas y pijamas, donde se volaba y declamaba, donde estaban él y ella. Algunas veces, bueno, no tantas, parece que ésta se meterá en mi cama apretujándose con las futuras mixtapes, hijas de la tristeza que le ponías al azul y el fantasma que creé para reemplazarte, quienes los jueves van a bailar a todas las fiestas a las que no me acompañaste, una y otra vez. Tengo que confesar que no sé cómo decirles que se quedarán así, como las listas de reproducción que son, sin crecer, andando en círculos, hablando del día en que nació la primera de ellas; que no vas a regresar.

Que como yo a veces sueño
nadie ha soñado contigo
Que como te echo de menos

no hay en el mundo un castigo 

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