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Vigésima quinta entrada

Journey to the Moon


Los pinos van veloces evadiendo el autobús en el que voy. Me dan ganas de ser uno de ellos: viviendo en penumbra con mis iguales, alimentado del Sol y la tierra, amado por el musgo. Sin embargo, cumpliendo esa fantasía, otras se tirarían al abismo. Aparto la vista de la ventana, de los árboles y busco algo interesante para contártelo cuando llegue. Mi compañero duerme y, recargando la cabeza en el asiento, tiene la boca abierta. Media hora atrás me dijo: «Au revoir, nos vemos allá», se puso los auriculares y cerró los ojos. Río con la nariz para no despertarle. Los lugares del otro lado del pasillo están vacíos y no tengo ganas de levantarme y mirar hacia atrás. 

Regreso a la ventana y pienso en el mar. De camino a verte pienso en el mar. Cierro los ojos y empiezo por recordar esa vez, en otro autobús, en que tú no estabas, ni te pensaba, y yo tampoco estaba, quién sabe quién era, viajando una noche y mediodía a aquella playa en vano. Reconstruyo el hotel lleno de los pubertos que formaban el grupo de excursión, la piscina a diez pasos de la habitación, el clima húmedo. La playa a doce minutos a pie, o cinco en auto, la visitamos por la tarde del día del arribo. 

Bandera roja, cariño mío. Huracán a mitad de mayo, en qué cagada más grande nos metimos. Y miraba la poca arena visible, el ligero enfurecimiento del agua, el cielo; el más nublado y cálido atardecer del que ningún poeta ha escrito. Revivo el momento y el celaje se muestra omnipotente como esa vez. Bajo la vista y me encuentro allí, algo más joven, dándome la espalda. Cuando voy a dar el primer paso hacia mí, escucho tu risa. Volteo a la derecha (qué manía mía de dibujarte a mi derecha) y te veo saludarme.

—¿Cómo..?
—¿... carajo llegué aquí?—dices completando mi pregunta.—No sé, dímelo tú, estamos en tu cabeza.

Despierto de golpe. ¿Qué habilidad tuya es la que te permite colarte así en mis recuerdos más evocados? Me espantas un poco. Pero me embelesas más que nada. Y por todo lo que me he perdido de ti viajando en este autobús mis sentidos rugen, chillan, berrean, golpean las paredes de mis órganos internos por saber qué es. Tu mirada la imagino a no más de una mano de distancia confundiéndome y el olor de tu cabello agregándole brillo al momento. And I ask myself if thinking of you gets us closer, if my insides will hold on, if your arms can wait open until I arrive. 

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