Ir al contenido principal

Divagación i

Me recuerda al césped nocturno bajo los pies desnudos, al cielo tormentoso conteniéndose por cubrir a todos de lluvia.

Hace un parque a su alrededor, me atrae a éste con señas y sorpresa en su rostro. Señala los patos que se deslizan en el lago. Caigo en cuenta que no traigo ropa puesta. Dice vamos alcanza a los patitos. Sonríe, me lanzo al agua y nado tras ellos hasta que me abruma que me haya visto falto de ropa, frágil, necesitado. Volteo para preguntarle qué pensaba al ver a las aves. Al momento le veo avanzando con dificultad hacia mí, el cabello negro pegado a las mejillas; sobre sus clavículas y el cuello brillan varias gotas solitarias, se iluminan tornasol. Nos abrazamos, toma mi cuello y yo su cintura. Nuestras pestañas están separadas lo suficiente para que una taza de café flotase por ahí. Desbarato la taza imaginaria, su mirada brilla en mi rostro y ¡chas! nos besamos. 

Comentarios