—No sé por qué pero sabía que te encontraría aquí —me dice sentándose a mi lado. —¿Lo sabías? —cuestiono sin desviar la mirada de las escaleras eléctricas. —Sí, algo dentro de mi cabeza —afirma. —El destino, quizá — y no pronuncia nada más.
Somos quienes escriben cuando no nos ven.