Recuerdo cuando comencé a observarla más cerca, a aprenderme sus gestos, a buscarle pecas o lunares en su rostro, a adorar sus vívidos pómulos, noté esa división curiosa entre sus labios y la piel que los rodea. Sus labios cautivan, sus hermosos y suaves labios. Oh, hace ya más de una semana no los tengo cerca exhalando cariño. Me hace sentir desgraciado.
Somos quienes escriben cuando no nos ven.