Algo...

Carlos Arturo, 15 años, sentado enfrente de un monitor sin saber que hacer, solo puede escribir y escribir. Carlos tiene una vida que nunca quiso, ni siquiera decidió existir, pero aquí está, escribiendo esta entrada. Bueno... quién soy se preguntarán. Soy un joven que se llama Carlos, como dije al inicio, quince años de vida, y la verdad no tengo ningún recuerdo de mi puta infancia, ni siquiera puedo recordar lo que hice el año pasado, además de estar en la escuela como un esclavo. Solo tengo pequeños recuerdos, pero malos. ¿Tengo o tenía propósitos? Algunos, sí.

¿Qué espero de mí? No espero nada, y si llego a hacer una cosa me sorprendo yo mismo porque no sabía que podía. He sido reprimido varias veces y la verdad no me importaba mucho, yo insistía en hacer lo que me proponía, pero... cada vez que intentaba hacer algo, terminaban regañándome, decían que no lo hiciera, que mejor viera a alguien hacerlo o que alguien lo hiciera por mí. A veces hacía cosas a escondidas, pero hacia un desastre, la verdad y lo admito, pero cuando descubrían que hacía desastre se enojaban de tal manera que a mí me valía madre si me pegaban o algo así. Me valía madres, era como un robot: solo hacer, nada de sentimientos.

¿He cambiado? Sí, demasiado, soy sensible con todo. Me deprimo, pero no lo guardo, lo digo. Cuando quiero hablar, aunque nadie me escucha o les interesa mi compañía, era como un estorbo, un bulto, no me dejaban, simplemente siguen en su plática. Solo me aparto y hago como si no existiera, llego a un punto de hablar conmigo mismo, pero no al aire libre sino en mi mente, por eso también soy muy callado sin algo que interesante que decir, solo escucho y ya.

La verdad estoy empezando a hartarme de esta vida, nada que hacer, nada que hablar, nadie quien quiera escuchar, nada... solo música y depresión y palabras que «ayudan»: «Eres un inútil, eres un bueno para nada, no sirves, no puedes hacer algo bien, solo eres un estorbo». La vida es muy aburrida, ¿no creen? Allá ustedes.